Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)
http://www.argenpress.info/2009/12/los-neoliberales-espanoles.html
La filosofía central de los neoliberales norteamericanos consiste, a grandes rasgos, en el desmontaje de lo público, en la desprotección general; en la privatización; en poner en manos societarias la tramitación de todo: desde la asistencia médica de urgencia hasta el mismo Estado. No penséis que si sufrís un grave accidente vais a ser trasladados en ambulancia a un hospital si no tenéis una tarjeta de crédito válida y con saldo suficiente: os moriréis en la cuneta.
Pero eso, dentro de su gravedad, es lo de menos. Es que los neoliberales yanquis están encargados de promover la supresión paulatina pero rápida de un tercio de la población mundial en un corto espacio de tiempo. Al frente de todo ello está desde su origen el criminal Kissinger, si bien el neoliberalismo empezó a fraguarse en cuanto terminó la segunda guerra mundial. Los demás gobiernos lo saben pero nada dicen y nada hacen para evitarlo, sencillamente porque no pueden. Por esto, además de por otras cosas que tienen que ver con ello, digo siempre que todos son culpables por omisión. La reunión en Bilderberg este pasado 14 de mayo trató de las cuestiones farmacéuticas mundiales (que vienen a ser los intereses de las farmacéuticas yanquis), que desembocan en ese diabólico plan. Ahí está parte de la claves de esa monstruosidad cuyos gestores son los neoliberales. Rauni Leena Luukanen Kilde, ministra de Sanidad de Finlandia da cumplida cuenta de ello.
Se llaman neoliberales pero son, pues, unos indeseables. Me abstengo de describir y menos de hacer publicidad de los norteamericanos, inventores de la genialidad y jacobinos a la hora de aplicarla siguiendo la estela del más afamado pragmatismo británico, aparte la mención a Kissinger.
Pero a lo que vamos ahora y a escala doméstica, en España los más sobresalientes por su empeño y por su frialdad son Aznar y Aguirre. Expertos ambos en arrequives, la mejor obra del primero es haber contribuido al infame ahorcamiento de Sadam Hussein de Irak, y la mejor de la segunda, ese montón de tópicos trufados de palabras como intolerable, eficaz, absolutamente...
Son insufribles petulantes que cuando no conspiran, trafican. Los neoliberales españoles son monos de imitación de lo tramado antes por los del otro lado del Atlántico. Por eso se sienten seguros de sus obscenidades políticas, sus cínicas teorías, su desprecio por la verdad metamorfoseada a su antojo. No mienten sólo. La calumnia es la materia prima del neoliberalismo en sus aspectos políticos y sociales cuando ellos no gobiernan o, cuando gobiernan, para desprestigiar al adversario, siempre débil ante ellos. Transforman la realidad adaptándola a su imaginaria superioridad moral porque en realidad no tienen ninguna. Su amoralidad está probada y sólo la centran, aquí, en España, en la condena del aborto cuando no gobiernan pues cuando gobernaron nada hicieron por derogar la ley.
Vedles cómo se atiborran de ego y reclaman reconocimiento al alto valor que atribuyen a su estupidez. Tan pronto afirman como niegan lo afirmado, como vuelven a afirmar lo negado. Estos días nos ofrecen un pálido ejemplo, pero ejemplo al fin y al cabo, en la reyerta provocada por Hermann Tertsch y alentada por la Aguirre contra un maestro de la sátira. Y es que no conocen más barreras a su ambición y a su vanidad, que la sátira que les dedican quienes saben sacar partido a los necios.
Son tantas las cosas que se pueden decir de ellos que no hay más que observar también a los que les rodean, les adulan y les empujan a difundir las infames ideas que los nazis ensayistas mediáticos yanquis pusieron en circulación hace más de una década, y que en los últimos nueve años, con los Bush y cuantos sacan provecho de la barbarie a la cabeza, han fructificado.
La fuerza bruta más o menos envuelta en vacíos o en conceptos como necesidad, patria o razón de Estado siempre fue la que gobernó. Pero hoy día estos petimetres pretenden que además de usarla con ejércitos, seguridad privada, dinero y maniobras les demos, encima, la razón.
sábado, 19 de diciembre de 2009
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