LAS RELIGIONES, COMO LAS LUCIÉRNAGAS, NECESITAN DE OSCURIDAD PARA BRILLAR. Arthur Schopenhauer

viernes, 7 de mayo de 2010

No son los amos del mundo

Faustino F. Álvarez / Opinión

EL CLUB BILDERBERG, que reúne a jefes de gobierno, banqueros, dueños de medios de comunicación y presidentes de multinacionales, celebra su cónclave de este año en Sitges, en un mes. Si las invitaciones para participar en este foro, cuyos debates son a puerta cerrada, se pusiesen a la venta, sería un éxito.

Y si lo recaudado por esas entradas a la sala VIP del mundo mundial se entregase a los países subdesarrollados, la malaria pasaría a la Historia, y hasta el hambre perdería una de sus últimas batallas.

¿De qué hablan los multimillonarios y los poderosos cuando están solos? No se puede generalizar, pero uno se teme que de nada bueno. La eterna dialéctica entre los medios y los fines, y la licitud de pervertir los primeros para alcanzar la utopía de los segundos, siempre está de actualidad. En el planeta de los Davos, de las trilaterales y de las G-tantos o cuantos, la ciudadanía recibe un portazo en las narices y ahonda en su conciencia de marioneta en manos de un exquisito club en cuyas escrituras, que derivan en muchos casos de testamentos medievales, se concentra un impiadoso trozo de la tarta del mundo. Es llamativo que, por turno o lo que sea, le haya correspondido a España ser sede de estos misteriosos tres días en que la sangre azul de las realezas se mezcla con la sangre negra de Wall Street.

Como es necesario ser buenos anfitriones, Zapatero dará la bienvenida a unos señores que mueven los hilos del mundo, pero que no son los dueños de ese mundo. Estamos ante una histórica oportunidad para promocionar el turismo de calidad, y no el del bocadillo y la sangría. Pero los miembros del Bilderberg ni adoran el románico, ni se arrodillan ante Velázquez, ni llaman a Caballé para que les cante, ni siquiera van a los toros. Van a lo suyo.

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